Hablar inglés es fácil si lo haces bien. Únicamente necesitas aprender por los motivos correctos: tú mismo/a. Déjate de «no tengo tiempo», «me da vergüenza» o «mis amigos se ríen de mí… Aquí tienes tres consejos que ayudarán a hablar inglés desde ya.
Pierde la vergüenza
Por poco o mucho que sepas, si no empiezas no llegarás a ninguna parte. Así que no debe darte vergüenza hablar. Empieza por el vocabulario que conoces y verás que poco a poco empiezas a entablar conversación. En realidad, mantener una conversación no es difícil cuando hablas con la persona adecuada.
Te interesa hablar con alguien que quiera escucharte y viceversa. Si la persona que te escucha está más por tus fallos que por entenderte, terminarás obsesionándote con esos fallos y no avanzarás en tu aprendizaje.
Entiende que nadie nade sabiendo
No debe importarte lo que piensen los demás de tu inglés. Lo que quieres es comunicarte, y lo estás haciendo. Por ejemplo, ¿has hablado alguna vez con un extranjero? ¿Has visto alguna vez un famoso de Hollywood hablando español en la tele? ¿A que has tenido un sentimiento de orgullo al respecto?
A todos nos gusta y nos hace sentir orgullosos ver cómo alguien hace un esfuerzo por hablar nuestro idioma. Todos somos iguales en ese aspecto así que nunca pienses que un inglés o un estadounidense va a juzgarte por no conjugar bien un verbo o utilizar mal un conector. Porque, repetimos, te interesa comunicarte; y a la persona frente a ti le interesa entenderte.
Pon en práctica tu instinto de supervivencia
Si no hablas no aprendes. Desde pequeños, aprendemos a hablar el idioma de nuestro ambiente para poder comunicar nuestras necesidades y así sobrevivir. ¿Por qué si no se creó un lenguaje de signos? Todo el mundo necesita comunicarse, y la mejor forma de aprender a hablar un idioma es rodearte de personas que lo hablen.
¿Cómo? Te sorprenderá saber la gran cantidad de opciones que tienes: grupos de speaking como nuestros encuentros de conversación Get Together, viajar al extranjero, estudiar una carrera bilingüe… Te interesa zambullirte en un ambiente completamente ajeno a tu idioma. De esta forma, tu cerebro se pone en alerta y se empapará de todo lo que lo rodea. Casi sin darte cuenta, hablarás inglés.
Este método sin duda es el más antiguo y el más efectivo. Cuando nuestros abuelos tuvieron que emigrar a Europa porque en España no tenían trabajo, prácticamente ninguno hablaba el idioma del país en el que acabaron trabajando. Holanda, Francia, Alemania, Iglaterra… Nuestros abuelos llegaron a esos países y tuvieron que aprender, por mera supervivencia, a hablar esos idiomas que no habían escuchado nunca.
¿Y cómo aprendieron? Sin miedo, por instinto y comunicándose como podían. Así que no tengas miedo de equivocarte y piensa en una única cosa: «¡Debo hacerme entender!«.